Picamos los dientes de ajo en láminas finas. En una cazuela, añadimos un chorlito de aceite de oliva extra y añadimos los ajos laminados a temperatura baja.
Haremos un caldo de pollo con un litro y medio de agua y el muslo de pollo. Para ello, ponemos el agua a fuego alto esperamos que empiece a hervir, momento en el que pondremos el muslo de pollo y taparemos la olla y también, bajaremos la potencia del fuego. Lo dejamos entre 30 y 40 minutos cociendo.
Después de ese tiempo, colamos el caldo y probamos de sal para rectificar si hace falta.
Añadimos el caldo de pollo a la cazuela con los ajos laminados. Y también colocamos ordenadamente las rodajas de pan.
Por último, añadimos los huevos cascados y enteros, y los batimos para hilarlos.
Colocamos la sopa en un plato hondo, cazuela de barro o recipiente adecuado, añadimos por encima de la sopa el queso rallado y gratinamos con un soplete o con un gratinador.
Rociamos con un poco de cebollino picado y servimos bien caliente.